El que afronta la adversidad.
Creo que acostumbrarnos al sonido de un grupo, banda, músico, es perjudicial, tanto para nosotros como para quienes hacen música, como para la música en general. Por eso, supongo yo que suceden ese tipo de decepciones: "antes sonaban mejor", "qué les pasó, se vendieron" etc.; suele pasar; ningún grupo musical tiene la obligación de mantener su sonido, al contrario, considero que es necesario que busquen, exploren, conozcan, jueguen, se dejen inspirar y hagan música distinta que cambie y nos sorprenda (tampoco tienen la obligación de agradarnos siempre); pasó con The Beatles, pasó con Tame Impala y varios casos más.
Me acostumbré al sonido del primer álbum de Mula, el grupo bogotano, pues este me dejó más que satisfecho. Ese primer trabajo jugaba con el rock progresivo, el free-jazz, la balada e incluso música colombiana, haciendo en su momento algo bastante original y bueno; pero así como dije, ningún grupo tiene la obligación de seguir por el mismo camino, todos, quienes hacen música evolucionan y avanzan a su modo. Después de ese "De carga pesada y patada fina", Mula se fue cargando, literalmente, se fue haciendo mucho más pesado y algo extremo, en "Sobandero" aunque aún con melodías y la cercanía al jazz-rock empezó a brotar más esa tendencia al caos, a lo "brutal" a lo incómodo, para esto estuvo "Bit" y "El pollo industrial", canciones con energías algo caóticas, logrando un sonido más extremo y pesado que el resto de sus anteriores canciones.
Quizá la visita de Swans en Colombia, y sus variadas influencias marcadas desde su primer álbum, los llevaron a dar una anunciada sorpresa, a lo que hasta el día de hoy es su álbum más pesado e incómodo; quizá, al paso que van sigan así y lleguen a un sonido mucho más extremo e incómodo o simplemente salgan con algo completamente distinto. Pues ya me doy cuenta que no debo esperar algo común, particular o igual a su anterior sonido en Mula.
Siguen presentes las guitarras, bajos, baterías y vientos; todos llevados al extremo. Llevados a la búsqueda de la estimulación a los sentidos; pues a mi parecer no encuentro otro sentido, en "Resiliente" ni en lo que se conoce como "noise" en general, distinto a incomodar, evocar caos, fastidio y desagrado.
No es fácil hablar de algo a lo que no estoy acostumbrado o de lo que simplemente no sé, entender y descifrar si hay un sentido distinto a la evocación del caos, del desagrado, del fastidio y de lo incómodo, no es sencillo. Puede que haya ciertas particularidades como la grabación que está presente en "Ataraxia" que genera más incógnita y curiosidad frente a "Resiliente"; los nombres de cada corte que pueden ser simple azar o que pueden tener una conexión explicita con su sonido; como "Vagido" que significa "el llanto o gemido de un recién nacido", en la cual podemos encontrar su relación directa con el nombre del corte y su sonido en lo caótico, desesperado e incómodo para quién lo escuche con atención. Sin embargo Mula no sólo es directo y explícito en esta relación entre los nombres y el sonido de cada corte del disco; al menos para mí los cortes "Ataraxia" y "Petricor" son dos de los tracks más incómodos y desesperantes de todo este nuevo trabajo, nada que ver con su nombre.
Así "Resiliente" (que quiere decir: "quién tiene la capacidad de afrontar adversidades con actitud positiva"), resulta siendo un juego de connotaciones, antónimos y contrarios entre la palabra y el sonido.
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Además de estar dispuesto a algo poco común, recomiendo el uso de audífonos, pues así el sentido del disco, incomodar, molestar, desesperar y llegar a lo extremo se torna en una experiencia más personal, y quizá, alguno llegue a encontrar satisfacción en ello.
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