miércoles, 5 de julio de 2017

Historias: Vivir la música es vivir la vida


Para un hombre innatamente nostálgico pedirle que recuerde su pasado es casi una tarea innecesaria, y sin embargo es algo que quienes miramos atrás con un cariño inmenso, agradecemos de vez en cuando, es la excusa que tenemos de compartir un poco de nuestros pesares y alegrías.

Así que si me lo preguntan, de cómo vivía la música cuando era un niño y como la vivo hoy en día, pienso que nunca ha sido igual, que nosotros los humanos funcionamos por ciclos y es la naturaleza en la que he vivido yo.

Desde que estaba bastante pequeño, la música siempre ha puesto en cuestión ciertas cosas que me generan contradicción, que me son tristes y otras demasiado grandes para dimensionar en la cabeza de un recién acercado al mundo. Recuerdo a mi mamá ver siempre el "Show de Las Estrellas" con Jorge Barón, dónde pasaban esa música de antaño, pura plancha poética dónde hablaban de las vicisitudes de los adultos que un niño no entiende ¿Cómo es que una mujer tiene que sufrir por amor? ¿Por qué el hombre que la ama no puede estar con ella? 

Quizá el mejor consejo esté en la boca de un niño, que nos hace caer en cuenta lo absurdas que son a veces nuestras decisiones. Pero también en ese álbum de historias siempre tendré presente el vallenato que tanto amaba mamá y los vecinos de abajo del barranco dónde vivíamos, a Patricia Teheran con "Declaración de Amor", una canción que añoraba, con un mensaje tan lindo que me hacía pensar en las noviecitas de aquel entonces, "yo era un coqueto", eso decían mis profesoras del jardín, será porque desde pequeño ya estaba enamorado del amor. 


Otro de esos vallenatos es el de Las Estrellas Vallenatas con "Obsesión", una canción de un hombre afligido que me dolía, otra razón de imploración al cielo por los sufrimientos que se viven en la tierra y que calan nuestra alma. Esa música venía de la radio, de esa popular que cosecha éxito en la periferia de la ciudad, dónde toca levantarse a las 5 de la mañana para alistarse a ir a clase mientras la mamá hace el almuerzo, el desayuno y deja todo listo para salir a trabajar. No más de oír el inicio de "La Venia Bendita" de Marco Antonio Solís se me hace estar en la ducha con el agua fría y el saludo mañanero del doctor Cristóbal Américo Rivera, listo para comerme el pan y el queso migados en en el chocolate, a razón de ir tarde, desde chiquito morrongo, como siempre.



Varios años después, cambiando de colegio y entrando al bachillerato, empecé a buscar por mi cuenta música y radio, seguía en con Caracol Radio, dónde arranqué oyendo Colorin ColorRadio en la grabadora que le regalaron a mi hermana cuando cumplió años, ahí me enamoré de mi primer boy band, una agrupación venezolana llamada Uff, el furor del momento, a quienes vi en el Parque Simón Bolívar, con un montón de niñas de 17, 12,15 años enloquecidas y pubertas gritonas. 


Bueno, ese siguiente paso me llevó estando en sexto, a oír por primera vez Los 40 Principales, con Isa Mosquera y Jaime Andrés Motta en las tardes, dónde ponían Calle 13 y Naty Botero, en esa emisora estuve muchos años, era uno de los medios acostumbrados por los jovenes promedio en Bogotá, al igual que Canal 13 y Play T.V.. Allí recuerdo oír por primera cosas como el éxito del verano de O-Zone con "Dragostea Din Tei"



Ya más grandecito, oyendo del 40 al 1, anotaba las listas de éxitos y cuidadosamente anotaba si era record de permanencia, las semanas que llevaba en lista, si era la subida más fuerte de la semana, o si era la entrada al conteo. Esos conteos abundaban de música de Belinda, Kudai y Panda. Aún creo tener esos cuadernos con las fechas de los tops. 


Más tarde pasé a ver Mucha Música con Tuto Patiño, para ver después el nuevo formato con Alejandro Marín, fue el ciclo más serio que tuve en ese entonces, seguía a Marin mientras ponía a proyectos como Bomba Estéreo, o analizando los conteos de la revista Billboard, fue el primer lugar donde me presentaron a The Killers y conocería a mi banda favorita hasta el sol de hoy. 

Marin fue de los personajes primordiales que me llevaron a concebir la existencia del periodismo musical, pero sobre todo un periodismo bien hecho, mi relación con él se divide en dos partes, esa en City T.V. y la posterior cuando tratando de hayar una emisora, luego de divorciarme con Los 40 Principales a los que le dio por poner reguetón, me encontré con la salvación: La X


Son bastantes las historias, la vida que me dio y me sigue dando la música, podría pasar las horas contándolas pues son tan importantes que siguen allí casi intactas, entre ellos los casetes de Shakira que le prestaban a mi hermana o los de Carlos Vives que alguna vez me regalaron. 


Desde el pop hasta el vallenato, pasando por el merengue, sigo fiel a ese cariño que le tengo a la música que ha hecho a mi familia, a mis amigos y a la gente que realmente importa en el camino. Hoy en día veo eso que ya fue y me doy cuenta que inconscientemente me estaba preparando para hacer lo que quiero para el resto de mi vida que es trabajar con la música. Siempre creí que me gustaría ser profesor, actor o ingeniero, jamás pensé que con la música le daría dirección a mi vida, pero son la forma de ser de las cosas, llega el día en que no hay manera de hacerse el loco con lo que hace bombear el corazón. 


Ya no oigo mucha radio comercial, sigo explorando todo lo que venga, ahora convivo más en ese mundo que contaban por allá en los 90 los presentadores de música, que se me hacía extraño y pienso en como me veré dentro de unos años, analizando lo que pasa ahora, siempre fiel a mis pasiones, espero rodeado de muchos a quien querer, gracias a la música, que es excusa, pero también esencia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario